Jung se acercará al budismo y a ciertas formas de religiosidad y filosofía orientales, si bien asumirá como útiles o validos algunos de sus componentes –por ejemplo, la idea de “mandala” entendida como representaciones de la mente- no se dejará absorber por ese pensamiento. Sin ir más lejos marcará sus diferencias con la idea budista de la renuncia al “yo” o, mejor dicho, de la “ilusoriedad” del “yo”. No es tanto a la idea de transitoriedad a la que se opone Jung sino a la de la negatividad “per se” del “yo” y, con él, del “ethós”. Así Jung dirá respecto al concepto de liberación como aniquilación del “yo”, lo siguiente:
"Para mí no existe liberación a tout prix. No puedo liberarme de nada que no posea o no haya experimentado o realizado todavía. La liberación verdade...ra será sólo posible cuando haya hecho lo que podía hacer, cuando me haya dedicado completamente o tomado parte totalmente. Si prescindo de mi participación, amputo en cierto sentido la parte correspondiente de mi alma.”
“(…)Un hombre que no haya pasado por el infierno de sus pasiones no las habrá dominado todavía. Las pasiones se encuentran entonces en la casa contigua y, sin que él lo advierta, puede surgir una llama y pasar a su propia casa. En cuanto uno se abandona demasiado, se posterga o casi se olvida, existe la posibilidad y el peligro de que lo abandonado o pospuesto vuelva con redoblada fuerza".
(C.G. Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos, Editorial Seix Barral, pág. 164)
En unas líneas las dos cosas que más amo, el budismo y la psicología. Lo que Jung no supo resolver fue que no hay que aniquilar nada porque no hay nada. Sólo hay que dejar que sea y soltar... si hubiera entendido que es eso lo que hay que hacer con el YO y no exterminarlo, habría entendido que el incendio no habría podido volver nunca desde la otra casa, porque tal fuego sólo es una emanación de la mente.
ResponderEliminarMuchas gracias por escribir!!